Si tienes un taller mecánico de confianza, tendrás que encargarles que te desmonten debidamente todos los botones.
Una vez los tengan ya desarmados, deberán prepararlos para su envío, correctamente acondicionados.
Esto es: embalarlas individualmente en plástico de burbujas o similar, un par de vueltas a cada una de las piezas.
A continuación deberás meterlas todas ellas en una caja lo suficientemente rígida como para que no sufra en el camino.
Una caja de zapatos, por ejemplo no es su soporte adecuado, el cartón es muy fino y cualquier golpecito de la agencia de transportes puede romperlas o aplastarlas contra otra caja.
El cartón de la caja debe ser rígido y así evitaremos sustos y disgustos, así como no debe ser más grande que el contenido, para que no vayan «bailando en su interior».
Podemos añadir plástico, cartón, papel,…, a la propia caja para que sirva de colchón entre las piezas y la caja, si es ésta más grande.
Si la preparación de las piezas no es la correcta y hubiera un problema/desperfecto en el envío, el seguro contratado con el transportista no se haría cargo por no estar convenientemente dispuesto, cosa que no deseamos.